Graciela Devita Abogada. Presidente Partido Nacional Unión Popular Federal
08/06/2021
PONIÉNDOLE FIN A LA VIDA POLÍTICA DE LOS INFIELES AL VOTANTE

El Partido Unión Popular Federal, cuya conducción nacional represento, comenzó desde el año pasado el preparativo electoral para las elecciones legislativas del 2021 en la provincia de Buenos Aires.

 
Dada la importancia que tienen para el país estos comicios, decidí apoyar personalmente a los dirigentes en el armado electoral de los diversos distritos de la provincia. En verdad, esta participación se debió a la necesidad de trabajar con la dirigencia de base cara a cara, para que insista en electorado que estas elecciones serán vitales para mantener las instituciones constitucionales.
 
Pruebas al canto, el Senado Nacional, manejado fácilmente por Cristina Kirchner, aprueba por un tubo solo lo que importa y place al kirchnerismo. Así, se llevan puestos a magistrados que no les son favorables en sus sentencias, intentan reformas judiciales para poner fin a sus causas, cambian por simple mayoría a los dos tercios de votos que necesita el Procurador de la Nación para su elección y hasta trasciende una posible futura manipulación de la Carta Magna.
 
Los ciudadanos deben tomar conciencia de la importancia que tendrá su voto en la nueva composición del Congreso en este 2021. Hemos visto grupos políticos que en apariencia hicieron campaña en el 2019 contra del retorno de la “gestión K”, como Consenso Federal, liderado por Roberto Lavagña, terminaron dando quórum al kirchnerismo o negociando el voto de sus leyes.
 
Acciones como estas constituyen una infamia hacia su elector y debe ser analizado y recordado por cada ciudadano en las urnas. Los únicos que pueden y deben escarmentar a sus políticos son los mismos argentinos, no votando a quienes no solo los traicionan en su gestión, sino a quienes, desde el inicio de la democracia, reiteradamente han demostrado mala eficacia de gestión.
 
Se debe terminar con la vida legislativa y política de quienes son infieles a sus votantes. No se puede hacer campaña alegando una posición crítica al opositor y después negociar con la facción política que su votante rechazó. Ese comportamiento además de inmoral, nos tiene inmensamente hartos.
 
Estas elecciones serán vitales para la salud de las instituciones constitucionales. El Senado, manejado por Cristina Kirchner, aprueba por un tubo solo lo que importa y place al kirchnerismo. Se llevan puestos a magistrados que no les son favorables en sus sentencias, intentan reformas judiciales para poner fin a sus causas, cambian por simple mayoría a los dos tercios de votos que necesita el Procurador de la Nación para su elección y hasta trasciende una posible futura manipulación de la Carta Magna.
 
Por otro lado, hasta el momento el Gobierno de Alberto Fernández no presentó un plan económico y así la nación sigue a la deriva, sin rumbo. Lo primero que se necesita en política económica es ser creíble y los gobiernos argentinos perdieron la credibilidad definitivamente.
 
Ya no se trata de invertir. Estamos viendo a diario como empresas que nunca imaginamos que pudieran llegar a desradicar su capital, como Honda, Falabella, Sodimac, Nike, Lam, tomaron la decisión de irse dejando en situación de desempleo a miles de argentinos.
 
Esto no se corrige fácilmente, aun cuando haya acuerdo de deuda con el FMI. Llevará muchos años levantar la Nación y para eso debe haber dirigencia verdaderamente comprometida en esta meta y no en sus cargos.
 
Argentina no crece desde hace más de una década, porque no hay inversión. Ningún político ha representado dignamente al país para darle al inversor esa confianza. Nadie se ha ocupado de una legislación impositiva y laboral coordinada para atraer capitales y cuando ocurre lo que pasó con Vicentín en plena cuarentena el año pasado, o se persigue a periodistas por lo que opinan, o se crea el NODIO, o se trata de reformar la justicia en el marco de un sospechoso apuro; cuando las prioridades reales son otras, como por ejemplo reactivar las pymes, es obvio que cualquier inversor huye raudamente.
 
En verdad, sin sentencia firme uno no puede presumir si un funcionario es corrupto o no, pero en el tema de la reforma judicial se trata de pura lógica. Un presidiario no puede proponernos una reforma carcelaria, de la misma manera que un imputado en corrupción y defraudación de fondos públicos no puede proponernos la reforma de Comodoro Py.
 
No habrá cambio si votamos siempre a los mismos disfrazados en diversas coaliciones de gestión; no habrá cambios hasta que no sepamos la razón de por qué votamos a quien votamos, no habrá cambios hasta que nos atrevamos a darle apoyo a nuevas propuestas, entre ellos a una gran cantidad de jóvenes inmensamente capaces y desaprovechados que tenemos. Debemos mirar a quién le metemos el voto en las próximas urnas.
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Graciela Devita

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